El Shen

 

El Shen  es una de las tres sustancias vitales del cuerpo, junto con el Qi y el Jing o Esencia (conocidos también como los tres tesoros). La traducción literal (si buscas en un diccionario de chino), sería "espíritu", "alma" o "dios". Sin embargo, en el entramado de los cinco aspectos psíquicos del alma humana según la tradición china, el Shen se correspondería mucho más con el concepto occidental de la Mente (y así lo traduce Giovanni Maciocia, uno de los mayores expertos en Medicina China hoy en día). Hagamos un pequeño repaso a los libros clásicos, la historia, y las funciones del Shen, para intentar comprender toda la dimensión de este concepto.

 

Empecemos por la parte más litera. El Chino es una lengua milenaria, y su escritura es tan compleja como hermosa y, a veces, enigmática. Las dos partes del carácter podrían explicarse así:

 

La parte de la izquierda, es una contracción o modificación del carácter , shì, que significa "mostrar" o "revelar". En su origen más antiguo eran los presagios o signos de los deseos celestiales: las dos líneas superiores son la forma antigua de "superior", "encima", "alto" (shàng, ), y las tres líneas verticales representan lo que cuelga del cielo: el sol, la luna y las estrellas. Como radical, -shì casi siempre está relacionado con rituales, ceremonias u oraciones.

 

La parte de la derecha, , shēn, es el que le da a la palabra su pronunciación. Además, significa expresar, afirmar, extender, y la "9ª rama celeste".

 

Por otra parte, en el Canon de Medicina Interna del Emperador Amarillo, Huángdì Nèijīng, la palabra Shen hace referencia a diferentes conceptos, siendo los dos más importantes:

 

Indica la actividad de pensamiento, consciencia, interiorización, memoria, vida emocional y claridad mental. Todos ellos dependen del Corazón.

Indica el complejo de todos los 5 aspectos mentales-espirituales del ser humano.

 

Hay otro significado de la palabra Shen, a la que se hace referencia frecuentemente en relación al diagnóstico. En este contexto, el Shen indica una cualidad sutil e indefinible de “vida”, “florecimiento”, "brillo" o "vitalidad", que puede observarse en la salud: complexión, ojos, lengua y pulso, incluso la forma de caminar. Un ojo experto puede hacerse una idea bastante precisa del estado de salud de una persona, tan sólo observando su "brillo" o "Shen".

 

Entonces, ¿es lícito traducir Shen como "Mente"? Podríamos decir que el Shen es el punto de encuentro entre el cielo y la tierra, es decir, la persona. El cielo es el origen del aspecto espiritual del ser humano y la tierra es el origen del aspecto físico, la interacción entre el cielo y la tierra, la parte espiritual y la física, es el origen de la vida, el Yo.

 

Sin embargo, analizando las funciones que los textos clásicos asignan al Shen, descubrimos que éstas tienen mucha más relación con aspectos psicológicos y mentales que etéricos-espirituales.

 

El Shen, es responsable del pensamiento. Si el Shen es fuerte, el pensamiento será claro y fluido. Si éste es débil, el pensamiento será lento. (Recordemos que el carácter para pensamiento ( - yì), pensar ( -  xiǎng) y pensativo ( - sī) tienen todos la raíz del símbolo que significa corazón ( - xīn), ¡que es el hogar del Shen!. No podemos separar los pensamientos del Corazón, y es el Shen el que los regula).

 

Según la Medicina China, diferentes órganos están al cargo de la memoria: el Corazón, con ayuda del Shen, se encarga de recordar los sucesos pasados, mientras que el Bazo se encarga de memorizar datos a nivel de estudio o trabajo y el Riñón de la memoria de sucesos recientes.

 

El Shen también rige la consciencia, es decir, la totalidad de pensamiento y percepciones, así como el estado de estar (y ser) consciente. En el primer sentido, el Shen es capaz de reconocer pensamientos, percepciones y sentimientos. En el segundo, cuando la Mente (el Shen) es clara, estamos (y somos) conscientes, y si la Mente está ofuscada o deprimida, podemos perder consciencia de lo que ocurre a nuestro alrededor, y llegar incluso a perder la consciencia.

 

Nuestra capacidad para el autoconocimiento y autorreconocimiento, es decir, la lucidez mental, también está regulada por el Shen. Es nuestro Shen el que percibe y reconoce todos los distintos estímulos emocionales, percepciones, sentimientos y sensaciones. Respecto a las emociones, aunque cada órgano está relacionado con una emoción concreta (el órgano genera la emoción, y es afectado por ella), sólo el Shen puede “sentirlas”, sólo la Mente es capaz de identificarlas y reconocerlas, y sólo el Corazón puede sentirlas. Por ejemplo, la cólera afecta al Hígado y bloquea su energía, pero el Hígado no puede sentir la ira porque no es parte de la Mente, y por lo tanto no reconoce el sentimiento. Por esta razón, todas las emociones afectan al Corazón, que es el “Emperador” de todo el resto de órganos, y es el único que siente.

 

También dependen del Shen la capacidad de cognición (percibir, entender y reaccionar frente a un estímulo), la cualidad del sueño (si el Shen está tranquilo y equilibrado, la persona dormirá bien; si el Shen están inquieto, la persona no puede dormirse), la inteligencia, y las ideas (son el Corazón y el Shen los responsables de nuestros proyectos y sueños, que transmiten al Hígado y al Hun para darnos un propósito en la vida). El Shen del Corazón también regula los cinco sentidos: escuchar, ver, tocar, el gusto y oler.

 

Finalmente, el Shen del Corazón realiza la importantísima función de coordinar e integrar las diferentes partes de nuestra vida mental y emocional en un todo individual, y define el Yo.

 

La mayoría de estas funciones arriba descritas se atribuyen al cerebro en medicina occidental. Es por ello que, en el contexto de la Medicina China, la traducción de Shen como Mente puede ser mucho más precisa que Espíritu.

El Shen está muy estrechamente ligado al Hun (parte celestial) y al Po (parte terrenal), además de a la Esencia y al Qi (de hecho, se dice que el Shen es el estado más refinado e inmaterial de Qi), por lo que se explica que intervenga en tantas funciones tan dispares.

 

 

 

Sandra Jiménez (Amalur Zen)

 

 Escuela Laoshan

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