Yongquan

湧泉

 

Yongquan puede traducirse como «fuente que brota» Es el primer punto del meridiano asociado al Riñón. La cualidad de este canal es shaoyin, es decir, que circula por los territorios más internos del cuerpo, en el corazón del ser energético humano, de ahí su importancia. Anatómicamente este meridiano comienza en la planta del pie. Como veremos un poco más adelante, en occidente tendemos a ser bastante negligentes en cuanto al pie, porque no solemos considerar la importancia justa que tiene en la globalidad del ser humano. La bóveda plantar, conocida por muchos, es el arco grande que va desde la parte delantera del pie hacia atrás. Este arco se encuentra hundido en las personas que tienen los pies planos y se acentúa demasiado debido a la rigidez en los casos de pies cavos.

 

Tenemos otro arco menos conocido que la bóveda plantar y más reducido, que atraviesa la parte delantera de la planta del pie en el plano frontal, siguiendo una línea que va desde el dedo gordo hasta el pequeño. El punto Yongquan está situado en el centro de ese arco. En la postura de bipedestación, Yongquan es el área primaria de nuestro contacto con la tierra, y con esto nos referimos a un contacto energético particular. Muchas veces traducimos el significado de este punto como la fuente o el manantial que brota. Esta denominación precisa muestra que es un lugar donde existe un movimiento interno invisible que empuja hacia arriba. Con independencia de nuestra voluntad, algo sube desde la tierra, una fuerza Yin. Sin embargo, podemos hacernos responsables del chorro de esta fuente uniendo los dos arcos del pie mediante una fuerza de naturaleza Yang, es decir, activa. Cuando la energía Yang celeste baja de manera correcta a través del cuerpo, podemos equilibrar el apoyo de los dedos de los pies sobre el suelo para construir el pequeño arco. De esta forma es posible repartir equilibradamente el peso entre la parte delantera y trasera del pie y activar la elevación de la bóveda plantar, el gran arco.

 

Los ejercicios de tuishou o empuje de manos se sirven de nuestras habilidades al tiempo que ayudan a desarrollarlas. Una de ellas es el enraizamiento, que conlleva la capacidad de conectarse al suelo. La orientación de la fuerza mental hacia el adversario y hacia el suelo en acciones como empujar o tirar, produce una expansión dentro del cuerpo que lo irriga y fortalece, llenándolo de Qi. Entonces, el pie se apoya perfectamente en la tierra como si estuviera pegado. Pero en este tipo de apoyo el pie no se hunde o se fija, sino que a través de la relajación del pequeño y gran arco aseguramos una conexión viva con el suelo capaz de adaptarse tanto a los cambios como a las distintas orientaciones que adoptan las presiones.

 

Idealmente, el punto Yongquan no debe tocar el suelo al caminar descalzos y esto sucede cuando los arcos del pie se encuentran bien equilibrados. ¡Que las personas con los pies planos no se sientan mal al leer nuestro artículo! Uno puede vivir muy bien de una forma distinta a la de la norma general. Sin embargo, el apoyo estable del pie en el suelo es uno de los elementos que construyen la confianza en uno mismo o al menos una sensación de seguridad y equilibrio físico.


Un vínculo de causa y efecto

 

Hemos constatado que la mayor parte de las personas con los pies planos o cavos pueden sentir, de una forma más o menos inconsciente, un desequilibrio interno acentuado. Con esto no queremos decir que sean personas desequilibradas, sino más bien señalar que estas anomalías en la configuración de los arcos del pie pueden producir un sentimiento de inestabilidad física. Esta sensación les distingue de los demás y les orienta hacia una psicología ligeramente distinta. Su inestabilidad les induce al movimiento de manera imaginaria, pues se balancean y luchan contra este balanceo. En ocasiones este hecho repercute de tal forma en la psicología del individuo que puede llevarle incluso a emprender el camino de la búsqueda espiritual.

 

A veces, la búsqueda es más útil en la vida que llegar al objetivo. Son numerosas las personas que, preocupadas por la realidad terrena, participan en obras humanitarias. Y aquí veo un vínculo de causa y efecto, como si el exceso de energía que emplean estas personas para estabilizarse físicamente revelara una insatisfacción en ellas, una carencia de algo. Si la base es inestable, la cima será el lugar donde exista un mayor balanceo y es ahí donde podrá sentirse en mayor medida la inestabilidad. Por lo tanto, la zona menos estable en el cuerpo es la opuesta a los pies, es decir, el nivel de la cabeza, la parte celestial y cerebral. Tal analogía podría parecer arbitraria, pero para los especialistas en las artes asiáticas, el hecho de observar que  Yin y Yang siempre encuentran una vía de armonía y equilibrio en el ser humano es una constatación banal. Si hay mucho arriba, habrá menos abajo y al contrario.


Aprisionar la hormiga

 

Para activar el Yongquan es frecuente utilizar, en los ejercicios de Qigong como el de la postura del árbol o Zhan zhuang, la imagen de la hormiga prisionera. Con el pie apoyado sobre el suelo visualizamos una hormiga justo debajo de este punto. La intención consiste en aprisionar al insecto e inmovilizarlo manteniéndolo bajo el pie, pero sin dañarlo ni aplastarlo. Este entrenamiento facilita el reparto justo del peso y el equilibrio en el pie y sitúa correctamente al Yongquan en una posición de ligera elevación respecto al suelo. Otro tipo de ejercicios más complejos pueden estimular la función de la «energía burbujeante» que emerge desde este punto. En esos casos el pie entero hace un bombeo de la energía, pero para explicar este mecanismo creemos que la transmisión directa es la más apropiada, pues resulta difícil realizar una descripción de este proceso por escrito.

 

En cuanto a las sensaciones, podemos afirmar que la mayoría de nuestros contemporáneos no tienen pies. La mayor parte de las personas apenas puede sentir los dedos de los pies, y tampoco moverlos uno a uno. Las cajas en las cuales encerramos a nuestros pies, es decir, los zapatos, los deforman y nos deforman... Se cuenta la historia de un zapatero de Nueva York que vivió a principios del siglo XX y que tenía una extraña reputación: ninguno de sus clientes se ponía enfermo. De zapatero se había transformado en calzador y sólo hacía zapatos a medida.

 

Por razones de moda o estilo, de dinero o conformismo, llevamos los pies calzados, pero esta es una costumbre que a los niños pequeños les resulta muy difícil de aceptar, ya que sienten de una manera natural que eso no les conviene. El ser humano no necesita zapatos, con algunas excepciones como cuando andamos sobre rocas cortantes, en las zarzas, en la nieve o sobre un suelo muy caliente, y en algunos casos más como al practicar esquí, juego de bolos o golf. Las deformaciones creadas por llevarlos son múltiples y dan trabajo a algunos profesionales útiles como son los podólogos. Pero existen zapatos anatómicos que no nos deforman. La mala suerte es que muchas veces no siguen las conveniencias sociales llamadas «modas». En estos últimos veinte años aunque la flexibilidad de los zapatos del gran público ha mejorado mucho, uno tiene que darse cuenta de la aparición sistemática de arcos de mantenimiento de la bóveda plantar en el interior de la mayor parte de ellos. El pie se encuentra tan bien sostenido que no trabaja más. Y por añadidura, a menudo la falsa bóveda no tiene nada que ver con las dimensiones reales que necesitaría la planta del pie del que lleva el zapato... Este tipo de calzado es sin duda muy útil para correr, pero ¿corremos tan a menudo? Aconsejamos desde estas líneas a los que lo deseen, que se informen de las diversas propuestas «biológicas» diseñadas para que el consumidor pueda calzarse de manera digna.


Si el Yongquan es una fuente ¿qué es lo que destila?

 

En las extremidades inferiores el retorno de la sangre hasta el corazón se origina en el pie y continúa su ascenso por la pierna y el muslo. Al caminar, cuando el pie recibe el peso del cuerpo la sangre es impulsada en sentido ascendente por la pierna y llega hasta el corazón. Si la sangre sube de manera deficiente es posible que acaben produciéndose varices, una enfermedad que a menudo aparece en la parte posterior de la pierna en forma de gruesas venas hinchadas. Hemos constatado de manera sistemática que los alumnos que tenían varices no presentaban el movimiento natural de bombeo en los pies.

 

Los bebés entrenan constantemente este movimiento en la cuna mucho antes de saber andar, los lectores pueden observarlo en ellos si desean entender mejor lo que queremos decir. El origen de las varices tiene muchas fuentes, pero la ralentización del bombeo plantar sobre el punto Yongquan es un problema sobre el que podemos actuar y cuya solución no es muy conocida en la medicina occidental. Esto es una pena, porque mi experiencia en la enseñanza de artes internas chinas me ha convencido de la eficacia de una reeducación basada en este ejercicio. El deporte bien hecho, sin abusos, tiene repercusiones beneficiosas sobre la salud. Y si todo va bien para nosotros es que, sin saberlo, a cada paso que damos, dinamizamos correctamente el bombeo en la zona de Yongquan.

 

Un punto de reanimación

 

El punto Yongquan se menciona en numerosas escuelas de artes marciales como uno de los puntos vitales de recuperación de la consciencia. Al escribir este artículo me pregunté cómo podríamos golpearlo. Encontré dos maneras de hacerlo en el Tai Chi Chuan de Yang Lu Chan que imparto. Es un trabajo de escuela que se realiza con los pies descalzos, muy relativo en cuanto a eficacia marcial, porque en la realidad resulta efectivamente muy poco probable que un enemigo nos ataque en la calle presentándose con los pies descalzos.

 

Si tocamos este punto, la relación con el riñón es inmediata. En Medicina Tradicional China, cuando existe una sensibilidad muy aguda al dolor en esta zona, puede significar el diagnóstico de una desarmonía del meridiano asociado a los riñones o de los órganos mismos.

 

Uno de mis formadores me contó la historia siguiente, que se desarrolló en un quirófano argentino. El paciente entró en un estado de muerte clínica cuando se encontraba sobre la mesa de operaciones, su corazón y su respiración se detuvieron. Probaron a reanimarle muchas veces, hasta con electrochoques cardiacos. En un estado de total desesperanza y porque había leído un libro sobre tal punto de reanimación la semana precedente, el cirujano plantó su escalpelo en el punto Yongquan: blop, blop, blop...el corazón latía de nuevo...

 

El Yongquan es conocido, efectivamente, como punto de reanimación y es muy probable que esta virtud principal haya sido la que le permitió entrar en la lista de los puntos vitales de las escuelas tradicionales.


Primeros auxilios

 

Cuando un boxeador recibe un golpe en los testículos puede quedarse incluso paralizado por el dolor, sin capacidad para continuar el combate. Existen distintos métodos que permiten restablecer la circulación sanguínea en las partes bajas del organismo. Uno de estos ejercicios consiste en saltar sobre los talones. También hemos probado varias veces la eficacia de masajear Yongquan para lograr que el practicante se recupere. Este tipo de primeros auxilios suele ser muy apreciado por las personas que se encuentran en estas circunstancias, pero desde estas líneas quiero aclarar que esto no sustituye de ninguna manera al hecho de acudir, si fuese necesario, a una consulta médica.

 

Los principales valores de nuestra sociedad contemporánea parecen girar en torno al cerebro y por eso, en general, no prestamos demasiada atención a los pies y a la zona de Yongquan. En una estructura social «cerebro-céntrica» la realidad es que muy pocas personas conceden importancia a sus pies. Muchas veces solamente se acuerdan de ellos cuando se convierten en fuentes de dolor. El mérito de las tradiciones llegadas de Asia a través de las artes marciales, la caligrafía, la medicina o la danza, consiste en prestar atención a lo pequeño que, en este caso,  además es lo que soporta todo nuestro cuerpo.

Para los espiritualistas la práctica de un arte marcial está considerada también como una meditación. A través de la repetición de los movimientos este tipo de entrenamiento confluye con la idea del peregrinaje. ¿Cuántos pasos podemos dar para llegar hasta Compostela o la Meca? ¿Cuántas presiones sobre Yongquan, la fuente que brota? Cada día el practicante de Baguazhang puede concentrarse al girar alrededor de un centro durante al menos veinte minutos... Y también podemos estimular estos puntos al practicar una danza sagrada india o, como se hacía antiguamente, al caminar siguiendo un laberinto como el de la catedral de Chartres. La armonía está al alcance de los que no descuidan los detalles, cuide sus pies. 

 


George Saby 

 

georges-saby@orange.fr

 

 

Agradecemos a Franck Montoro su generosa ayuda en la publicación de este artículo.

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