Huang Di

黃帝

 

El Emperador Amarillo o Huangdi es una figura central de la civilización china. Caracterizado esencialmente como un dios guerrero que entró en batalla con la intención de acabar con los males de la tierra y traer la paz; su papel era igual de importante que el del Emperador Rojo, Azul o Blanco. Sin embargo, a partir de la dinastía Han (206 a.n.e. – 220 n.e.), el Emperador Amarillo recibió un trato preferente y se le consideró una divinidad que era capaz de corregir cualquier desorden que hubiese en el mundo, convirtiéndose en el emperador celestial más poderoso de todos.

 

Los motivos mitológicos y las leyendas que hay sobre el Emperador Amarillo lo han convertido en la figura más polifacética de la mitología china antigua, como se puede observar al leer los mitos en los que participa directa o indirectamente. Así, fue acumulando rasgos, generando mitos y multiplicando facetas a medida que pasaban las dinastías. Buena parte de sus mitos los muestran como portador de la cultura, el haber ordenado y amparado la invención de la escritura, inventor del calendario, del carro, del juego del balompié, la medicina, los mercados, las leyes, las monedas…, pasó a ser la figura que engendraría al pueblo chino, amante de la paz, justo monarca y fundador de un largo linaje lleno de célebres figuras mitológicas. Asimismo, los taoístas hicieron de él una divinidad a la que rindieron culto y veneraron, y al que le atribuyeron numerosas artes y determinados saberes, como el de la inmortalidad. El personaje terminó con su figura ligada a la corriente taoísta, y prueba de ello es el nombre que comenzó a emplearse a partir de la dinastía Han para llamar al taoísmo: Huanglao (黄老), donde “huang” () estaba tomado del nombre en chino del Emperador Amarillo –Huangdi- y “lao” () aludía al creador del taoísmo filosófico, Laozi, de modo que el resultado –Huanglao- era una marca de la escuela taoísta, llamada “la escuela del Amarillo y Lao”.

 

Asociado al color amarillo a través de su vinculación al simbolismo del pájaro teriomórfico (pelícano, cisne, cuervo y lechuza) y del centro del universo, como equilibrio en el Cielo y la Tierra. Desde su palacio en el centro del mundo –que se encuentra en la cima del monte Kunlun-, divide la tierra en cuatropartes (norte-sur-este-oeste) con la asignación de una deidad en cada puntocardinal. En la Antigüedad se consideraba que tenía cuatro caras que podían mirar simultáneamente hacia todos lados -fisonomía que también encontramos en la India y en Grecia-, y que supone la enfatización de su deseo de tener bajo su gobierno los cuatro puntos cardinales, que, a veces, conllevaba la plasmación de una alianza con cuatro líderes políticos en una especie de confederación.  Asimismo, es a partir del Emperador Amarillo cuando se traza el linaje de los reyes y emperadores de las dinastías Xia (2207–1765 a.n.e), Shang (1765–1122 a.n.e.), Zhou (1122–256 a.n.e.) y Qin (221–206 a.n.e.).

 

Tal vez el episodio mitológico fundamental en el que participó el Emperador Amarillo y del que contamos más detalles es el de la primera guerra universal en la que tuvo que participar para defenderse de Chiyou, que normalmente aparece como un dios de la guerra. Existen varias versiones del mito y numerosos textos que los complementan, contradiciéndose los hechos en algunas ocasiones.  Los textos más completos y antiguos se encuentran en el Libro de los montes y los mares, en el que aparecen cuatro personajes secundarios que participan en la batalla: el dragón Ying, perteneciente al elemento agua; Ba, diosa de las sequías; el Maestro de las Lluvias, controlaba la lluvia; y, el Señor del Viento, su poder era el fenómeno atmosférico que su nombre indica. Los dos primeros personajes luchaban al lado del Emperador Amarillo y los otros dos restantes, al lado de Chiyou. La batalla comienza cuando Chiyou ataca al Emperador Amarillo y éste envía Agua –al dragón Ying- para contraatacar a Chiyou, quien a su vez ataca con más Agua –Maestro de las Lluvias- y con Viento –Señor del Viento-. Cuando la batalla parece decantarse a favor del ejército de Chiyou, el Emperador Amarillo envía la Sequía –la diosa Ba-, con la que vence al Agua. Una de las consecuencias de la batalla fue que la diosa Ba –agotada de la lucha- no pudo regresar con el Emperador Amarillo y se quedó en la tierra. Allá donde vivía, se secaban los campos y moría la agricultura. Por ello, el Señor de los Sembrados, divinidad relacionada con la agricultura –inventor del empleo de los bueyes para arar-, pidió al Emperador Amarillo que evitara en las tierras bajo su jurisdicción la presencia la diosa Ba. Al conseguir su objetivo, pasó a ser considerado por los sembradores su ancestro máximo. En este mito podemos observar que el Emperador Amarillo pudo haber representado a un líder histórico de una confederación tribal de la cultura neolítica Yangshao (datada entre el 5000-3000 a. n. e.). Las guerras tribales míticas entre el Emperador Amarillo y Chiyou, reflejarían el momento en que vencido a éste y comenzó a liderar las diferentes tribus de la China central. Una segunda versión de este mito nos resume el relato que acabamos de ver prescindiendo de los personajes secundarios, a excepción del dragón Ying que es enviado a luchar contra Chiyou y vence. El pueblo considera a este personaje como el responsable de las sequías en la tierra y, también, el único capaz de acabar con ellas al enviar la lluvia, que para conseguirla, el pueblo realizaba imágenes del dragón Ying.

 

Otro de los mitos bélicos que protagonizó el Emperador Amarillo tiene como principal motivo la lucha fratricida a modo de castigo por el mal comportamiento del hermano menor, el Emperador del Fuego, y en la que volvió a vencer. Se deduce que ambos hermanos se repartían el mundo en partes iguales antes de la batalla, en la que cada ejército estaba compuesto por animales diversos, unos fácilmente identificables hoy en día y otros pertenecientes a la mitología. Otra versión del mismo mito, fuertemente historizada y racionalizado, nos la ofrece Confucio. En ella nos habla de la vida completa del Emperador Amarillo.

 

El tercer mito guerrero en que se vio involucrado fue por culpa de los desmanes que cometían los cuatro emperadores celestiales. El mundo se encontraba en cinco particiones y simbolizada por Cinco Elementos: Madera –simboliza la vida-, Fuego –simboliza a todo lo que emitía calor-, Tierra –el suelo que pisamos-, Metal –sustancias sólidas y duras- y Agua –todos los líquidos-. Este patrón tenía cinco fases sucesivas, de modo que la primera fase conducía a la segunda, ésta a la tercera, y así sucesivamente, siendo un ciclo infinito. A su vez, cada una de estas cinco fases estaba asociada a cada uno de los cinco puntos cardinales del universo, de modo que el Agua se asociaba al Norte y gobernada por Zhuanxu; el Fuego al Sur y gobernada por el Emperador Yandi; la Tierra al Centro y gobernada por el Emperador Amarillo; el Metal al Occidente y gobernada por Shaohao; y la Madera al Oriente y gobernada por Fuxi. El Emperador Amarillo gobernaba sobre el resto de los puntos cardinales y sobre el universo entero. En el mito, el lector llega a observar como existe una clara división del universo en dos: la de arriba para los dioses y la de abajo para los hombres. En el mundo de los dioses, los cuatro emperadores celestiales, envidiosos del poder del Emperador Amarillo, decidieron atacarle, acarreando como consecuencia la agitación y la preocupación de los hombres en la tierra. Para terminar con esa situación, el Emperador Amarillo ordenó levantar barricadas de tierra para contener a los cuatros emperadores y así volver la estabilidad a la tierra.

 

En el último mito en el que el Emperador Amarillo aparece como guerrero también es justificada como defensa propia. En el mito, Xingtian se enfrentó al Emperador para conseguir convertirse en un dios, y éste le cortó la cabeza y la enterró en el monte Changyang, usando sus pezones a modo de ojos y su ombligo a modo de boca.

 

 

Otra faceta del Emperador Amarillo muy destacada por los mitos es la figura que impartía justicia, que solía ser menos premios y más castigos merecidos. Uno de los más llamativos al respecto es en el que aparecen dos seres –Gu y Qinpei- que, por haber asesinado a un tercero –Baojiang-, fueron castigados con la pena capital por el Emperador Amarillo. Así Qinpei se transformó en un ave e, cuyo cuerpo tiene una forma semejante a la del águila real, con garras de tigre y voz que suena a la de los cisnes salvajes; verla augura la guerra. Gu se metamorfoseó en un ave jun, que tiene el cuerpo con una forma semejante a la de los milanos, pero con las patas rojas, el pico recto y rayas amarillas, y una voz que suena como el graznido del cines; verla augura gran sequía en la zona.

 

 

Como hemos podido comprobar, el Emperador Amarillo, a pesar de su relevancia civilizadora, expresa el inicio de la decadencia a través de los procesos de diferenciación y fragmentación. Desde un punto de vista antropológico, la sociedad, cada vez más sofisticada y fragmentada, experimenta un declive en lo esencial -relación hombre/naturaleza-, y por tanto, es el iniciador de los males de la Tierra; es decir, todo aquello que nos identifica como seres humanos en sociedades jerarquizadas y organizadas.

 

 Escuela Laoshan

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