El Wushu, conocido occidentalmente como Kung Fu, es un arte marcial chino con miles de años de antigüedad, desde sus inicios hasta los días de hoy ha permanecido sin perder sus técnicas en algunos de sus estilos más difundidos, sin duda gracias al esfuerzo y a la intensa dedicación de algunos maestros que han hecho posible que se expanda alrededor del mundo asegurando así su conservación por algunas décadas más.
Durante la creación de la República Comunista de China, con Mao Zedong a la cabeza, la historia de China cambió rotundamente en cuanto a sus tradiciones llegando a afectar incluso a las Artes Marciales. Hasta aquel entonces las Artes Marciales habían sido utilizadas en muchas luchas revolucionarias contra el poder, ya fuera por el propio pueblo o por sectas que buscaban conquistar sus ideales y derrocar al antiguo imperio. Por esta razón, el presidente Mao defendió su postura de acabar con los tiempos de lucha, y de un modo seductor convenció a la población de que el Wushu debía servir para desarrollar las nuevas generaciones de jóvenes chinos de un modo saludable, manteniendo el Wushu como un deporte sano.
Así nació el Wushu moderno, se intentó estandarizar el Wushu en categorías como Changquan, Nanquan, Estilos Específicos y Estilos Internos. Se sustituyeron las viejas formas por rutinas que poco o nada tenían que ver con la antigua enseñanza, ya que realzaban el aspecto estético y aeróbico. Conservando en estas nuevas formas algún movimiento del antiguo arte para diferenciar y clasificar los estilos y añadiendo todo tipo de maniobras acrobáticas de gimnasia deportiva, hecho que con el tiempo ha ido aumentando considerablemente.
Inicialmente el intento fue el de sustituir todo el Wushu tradicional por el moderno. Al no funcionar y después de muchos años, acabaron por coexistir ambas modalidades.
Durante la década de los 70 y 80 del pasado siglo, se experimentó una gran expansión mundial del Wushu chino, gracias en parte a las películas de Kung Fu, empezando con Bruce Lee y posteriormente con Jackie Chan y Jet Li.
En 1991 se creó la Federación Internacional de Wushu, la IWUF. Ésta determinó las rutinas deportivas obligatorias de competición internacional, con la intención de estandarizar las formas o rutinas diseñadas para el nuevo Wushu y poder así establecer esta variedad como un posible deporte olímpico. Tal hecho inició una gran expansión en toda Asia y progresivamente en Occidente de este actual sistema de Wushu, llamado comúnmente como Wushu moderno o Wushu de competición.
Respecto al Wushu tradicional, cabe decir que en épocas antiguas los maestros de Wushu fueron muy reticentes en traspasar sus conocimientos de artes marciales a los discípulos. Algunos de esos maestros únicamente enseñaban dentro de su clan familiar, otros únicamente a los discípulos más entregados, otros únicamente a aquellos que abandonaban todo por seguirles en su camino allí donde fuesen y otros no llegaban a enseñar, existe también el caso de maestros que se llevaron a la tumba parte del estilo que dominaban, algunos, incluso teniendo discípulos, murieron sin llegar a enseñar esa “última enseñanza” o esas “técnicas secretas”. Algunos estilos de Wushu, debido a la pérdida de información sobre el estilo o debido al poco desarrollo por parte de las últimas generaciones de maestros, han perdido parte de sus métodos, formas, técnicas o aplicaciones.
También se da el caso de algunos maestros que han ido modificando las formas a lo largo de su enseñanza, haciendo modificaciones en las formas según su capacidad para realizarlas o según su limitación debido a su complexión atlética y demás, este caso es visible en las técnicas de desplazamientos, saltos y sobretodo en patadas y barridos, aunque a pesar de su modificaciones nunca han perdido su valor marcial. Hoy en dia es muy común encontrar mismas formas de un mismo estilo bastante diferentes según la zona en la que se fueron desarrollando.
Actualmente, gracias a la labor de investigación de varios maestros, se conocen gran variedad de formas de diferentes estilos que se han ido rescatando. Aunque por desgracia, parece que esta labor se va perdiendo, a causa de la poca intensidad que se le dedica a la investigación y desarrollo del Wushu tradicional en general.
Esto ocurre en parte fruto del intenso esfuerzo que se está haciendo por elevar el Wushu moderno. Este esfuerzo tiene su parte negativa dado que tanta promoción repercute en el olvido del Wushu tradicional, llegando incluso en algunas partes a etiquetar el wushu tradicional como parte folklórica de la cultura china, negando o ignorando toda su tradición marcial y sus funciones.
En el ámbito competitivo, el Wushu moderno y su evolución, con el tiempo esta consiguiendo pisar el terreno al Wushu tradicional, gracias a la poca valoración que se concede al auténtico Wushu tradicional en los eventos deportivos de Wushu en general.
En las competiciones organizadas por algunas federaciones de Wushu, se clasifican las rutinas o formas por su variedad moderna o tradicional. Por desgracia para los participantes, se cae en el error de clasificar dentro de los estilos tradicionales algunos estilos en los que sus formas o rutinas cuentan con pocos años de creación, y que realzan sus movimientos con saltos y acrobacias dignas de las oficialmente reconocidas como modernas.
Este hecho provoca que los participantes de estilos tradicionales se vean puntuados siempre por debajo de los participantes de estos estilos acrobáticos clasificados dentro de los tradicionales, puesto que en tales competiciones, se puntúa altamente la acrobacia en cualquiera de las modalidades en las que se efectúe.
No hay duda de que como deporte aeróbico y acrobático el Wushu moderno tiene unas características extraordinarias y como modalidad deportiva merece todo el apoyo para que sea reconocido internacionalmente y sea incluido próximamente en los Juegos Olímpicos, pero no hay que olvidar que esta modalidad deportiva no debería ser comparada a su antecesora, la modalidad tradicional, la cual se rige por otros fines claramente marciales y no deportivos.
No hay que olvidar tampoco que la palabra Wushu en terminología china significa literalmente “Arte Marcial”. Así que puestos a conservar este nombre para el deporte de competición, debe intentarse clarificar las diferencias que existen entre ambos, así como el entrenamiento, la historia, las bases y la filosofía que contienen cada uno.
El Wushu moderno, como hemos visto, se creó estandarizando unas formas o rutinas que van variando gradualmente de dificultad, sobretodo desde la última década, buscando el desarrollo de la belleza, la plasticidad, la elegancia y la dificultad acrobática. Para ello se exige de en un entrenamiento basado únicamente en potenciar la perfecta realización de las formas o rutinas de movimientos (Taolu en chino).
El Wushu tradicional se rige por la filosofía por la cual se ha ido transmitiendo y perfeccionando desde hace cientos y miles de años, ya desde cuando se estudiaban las técnicas utilizadas en combate durante las múltiples guerras que fue sufriendo el país del centro, China, a lo largo de su historia.
Poco a poco se desarrollaron diferentes estilos de combate variando la manera de efectuar las técnicas según la necesidad de los guerreros en sus puestos de combate, o según las necesidades de la población en sus métodos de defenderse. Así como sus armas, la mayoría modificaciones de antiguas herramientas de trabajo de campo utilizadas como armas por salvaguardar la integridad física del pueblo.
El buen entrenamiento tradicional en las escuelas de Wushu se compone de trabajos de técnica, fuerza, resistencia, acondicionamiento del cuerpo y mucho trabajo en pareja en aplicaciones y “sparring”, en la ejecución de las técnicas aplicadas directamente al oponente, tanto en funciones de combinación de golpes de ataque como de bloqueos, reacciones de esquivas y atrapes, luxaciones, derribos y proyecciones. Así como también, claro está, las rutinas de ejercicios o formas (Taolu), también desarrolladas en pareja (Duilian). El entrenamiento exige tener en cuenta dos aspectos fundamentales, el físico y el mental, para un mejor control del enfoque de la pelea, visualización del combate, el control del golpeo, la distancia, la coordinación, los reflejos, la potencia y la expulsión de la energía interna para una mayor eficacia en el ataque.
El endurecimiento del cuerpo es otra parte importante a tener en cuenta así como la tonificación muscular tanto a nivel de fuerza como de elasticidad.
Para preservar este auténtico Arte Marcial tan antiguo y complejo como ninguno, es deber de todos los maestros, instructores, estudiantes y futuros profesores, el de conservar su tradición de enseñanza y sus funciones. Sólo así, pasando de generación en generación, podrá permanecer sin perder su auténtico valor y disciplina.
Texto: Alex Mieza